Los «damos de compañía» en Punta Cana

Los «damos de compañía» en Punta Cana

Una aventura multirracial dominicana


Nos tomamos unas vacaciones en la República Dominicana y en medio de la fiesta, la cerveza y el disfrute, observamos con detenimiento el comportamiento de los turistas con sus chulos dominicanos


 


 Por: Rafael David TwitterSulbarán.

Jefe editor.

Le gusta el beisbol. A veces baila


 

 

 

Uno tiene que salir de su entorno para darse cuenta de muchas cosas. En estos días recientes, tuve la oportunidad de visitar la República Dominicana, gastando el dinero que reuní durante 8 años trabajando en un periódico. Punta Cana es la zona turística por excelencia del país rey del merengue, y llegué con muchas expectativas de disfrutar las vacaciones de mi ya no tan corta vida. Y creo que fueron superadas. Una famosa cadena internacional de hoteles me alojó durante esta aventura caribeña.

El Aeropuerto Internacional de Las Américas, queda a unos 15 minutos de la capital, Santo Domingo, y a casi 300 kilómetros de Punta Cana, o Bávaro, población aledaña, que aloja la cadena de hoteles referida. Uno se va de vacaciones paradisíacas y piensa que todo va a ser muy bonito, como en la Isla de la Fantasía donde te reciben con flores en la cabeza mujeres hermosas, donde ves cocoteros gigantes rodeados de bonitas plantaciones, carros lujosos y tiendas exclusivas para gastar los verdes. En República Dominicana no. Al menos la zona por donde pasamos mis acompañantes y yo en un taxi, que nos cobró 150 dólares por llevarnos hasta Punta Cana desde el aeropuerto. La pobreza se palpa. Las motos se sienten, los ranchos se ven, la basura en la calle también. La desidia está cerquita. Juan Luis Guerra tiene razón. Eso si noté, las vías están buenas, al menos por donde pasamos. Buena la señalización y una patrulla de camino que hacía desacelerar cada 20 kilómetros, al callado chofer dominicano que nos escuchaba parlar sobre la situación venezolana. Pareciera que Punta Cana y sus hoteles es lo que vale, lo demás es monte y culebra…con Haití al lado.

Cuando llegué al hotel, el merengue me recibió, la bachata me acobijó y se me taladró en la cabeza, pero se me quitó el mal humor por no llevar los 300 dólares en efectivo gracias al prodigioso sistema bancario y de control cambiario de Venezuela. Se me pasó la rabia por dejar las medias encima de mi cama en Cabimas. Se me olvidó que tenía 36 horas sin dormir, se fue el hambre. Las comodidades que ofrece un sitio como ese te hace creer que esa es la vida que te mereces, y que no importa si gastaste todo el dinero del último mes en los electroventiladores del carro…el trago que te ofrecen solo llegando al lobby te hace sentir como un rico.

Negros y blancas

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Este servidor junto a parte del equipo en la discoteca.

Se me olvidó el sueño y se me quitó el hambre al ver tanta comida. Las dos primeras cervezas de la noche encendieron las ganas de recorrer todo el hotel. Conocí nuevos amigos Edwin pensaba en su hijo nacido ese día, Yramelys pensaba en su piloto, Marilú en no ir a la playa, Maritza en su «Cotorrito», Eduard en su «Cuchita», Yracelis en su «Cuchito», Mayra en sus perritos, Wilmaris en su esposo, Edwina en los dólares, Gladys en su nueva nieta por nacer, Oscar en meterle mano a su casa, Daniela en que nos dejaran secuestrados a todos en ese hotel y yo pensaba en el sifón de cerveza Presidente que aún no conocía… Al bañarme, sacudí muchas cosas y viendo toda esa agua recordé que en mi casa teníamos dos semanas usando el vital liquido en baldes. El bar que está abajo es amigable. Nos saludó con un trago de mariachis, un banana mama, y una Presidente del sifón que al fin conocí (mi mejor amigo en todo el viaje). El ambiente estaba decorado con muchos europeos. De toda clase. Nunca había visto tanta gente de otros países reunida en un solo sitio. Ni siquiera en el Festival Iberoamericano de Periodismo que cubrimos recientemente. Alemanes, franceses, españoles, rusos, suecos, belgas, finlandeses, holandeses, portugueses, italianos. Pareciera que todas las playas europeas las hubiesen cerrado y les dieron a ellos boletos y alojamiento gratis en Punta Cana. Amigos panameños también nos acompañaban, así como colombianos, mexicanos, chilenos, argentinos, uruguayos, costaricenses, gringos, canadienses y muchos venezolanos. Bastantes venezolanos.

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La Discoteca Pacha

La discoteca del complejo, llamada Pacha nos llamaba. Habría un show de strippers. En la entrada cobraron 100 pesos dominicanos a cada uno, es decir unos 3 dólares. El amigable portero se confesó fanático de las Águilas Cibaeñas y me mamó gallo por llevar una gorra de los Chicago White Sox: «Tenías que ser venezolano», me dijo. la disco Pacha es espaciosa, cómoda, hay buen ambiente, luces buenas, música bailable al extremo y cervezas caras. Cinco dólares puedes pagar por una Presidente de litro. Los vasos térmicos fueron nuestros aliados todo el tiempo con licor de contrabando, no para vender, sino para consumir dentro sin pagar. Muy venezolano esto.

Los strippers nunca llegaron. O llegaron y fueron secuestrados por un grupo de trasvestis que tomaron su lugar e hicieron un show de drag queen al estilo dominicano. Ese fue un foul de Sammy Sosa a las mallas. Tres dólares por ver esos intentos fallidos de mujer. Al menos nos reímos bastante. Sin embargo, ese día saqué algo muy bueno…algo que nunca había visto así de tan cerca: la prostitución masculina.

Bueno, tal vez no se le deba llamar así…digámosle «damos de compañía»«chulos». Un numeroso grupo de mujeres, en su mayoría europeas blancas, cuadran o contratan servicios de chicos dominicanos o haitianos negros. Aquí el racismo no existe, o al menos se les olvida. «No solo es para sexo. La gente ve y cree que solo es para acostarse y eso. Pues no, algunas lo hacen simplemente para no estar solas en la discoteca. o en la playa. Otras solo para bailar, o simplemente para aprender algo de español», esto me lo contó 18

José, uno de los bartenders del hotel. Por supuesto que también lo hacen por sexo. Es evidente. Cómo disfrutan esos bailes. Allí es donde uno dice que la cultura latina está en pañales y es conservadora. «Ayer estaban loquitas unas canadienses, a una el chamito les metía la mano por debajo así delante de todo el mundo», comentó una de las chicas de nuestro grupo.

Desde 30 dólares pueden cobrar estos acompañantes. Una noche de sexo puede ir entre 150 a 500 dólares, según el tiempo y el trabajo a realizar. «Por supuesto depende de lo que vayan a hacer. A veces el cliente desde un principio solo quiere hablar y al final terminan enrrollados en una cama, por eso hay una tarifa inicial que va desde los 30 dólares», explicó José. Algunos cobran por hora, o por noche. Un día entero puede quedar en mil. Y si es la semana completa la cifra evidentemente aumenta.

Al salir vimos a una mujer cincuentona recostada contra una cerca con un dominicano con aires de José Reyes (jugador de Grandes Ligas) dando el inicio de una velada sexual. «A esa tipa la vimos ayer con otro negrito», comentó uno de los chamos del grupo. Yo corroboré la cosa al ver a la señora paisana de Vladimir Putin (por lo ruso) al día siguiente con otro caribeño.

No toda la disco está llena de estos chulos, pero si hay una considerable cantidad…que los ves al otro día, con la misma mujer u otra, echándole b12ronceador en la playa. «Esto no es un servicio del hotel.  Sin embargo estos chicos están aquí, se les permite el acceso, ya que los turistas pagan muy bien por ellos. Hay alrededor de 45 chicos, algunos se turnan», esto me lo expresó Osvaldo, otro bartender, uno de los más antiguos del hotel. Varios de los trabajadores de la misma cadena, son los que ves también en esas funciones. Raúl, un dominicano trataba de seducir a a una española en frente de mi. La sacó a bailar y luego no los vi más. Al día siguiente Raúl me daba la bienvenida en el restaurante del hotel.

En tacones

También las hay chicas. Damas acompañantes o prostitutas. Pero en verdad me sorprendió ver la cantidad de tipos. La razón, según explicó Raúl es que «vienen más mujeres solas para acá. Las turistas europeas o norteamericanas siempre vienen o solas, o en grupos grandes y pequeños, graduaciones de colegios, universidades o amigas de vacaciones, por esa razón, hay más chicas que vienen con ganas de pasarla bien con un negro dominicano», explicó. Pero hey, también hay chicas, para esos turistas que deseen una aventura.

En la discoteca solo vi dos. Se paran alrededor de la barra. Las vi solas. Pero en uno de los bares del hotel observé a una dominicana con un sesentón señor estadounidense, que estaban a mi lado.

Ricardo es un señor venezolano, oriundo de Puerto Ordaz que estaba en el hotel. No evitó escuchar mi conversación con el bartender José y se me acercó. «Mira chamo, yo vi las que están en la disco, son una morena y una catira. Me les acerqué y pregunté que cuanto cobraban. Me dijeron que 200 dólares por una y 300 te llevas las dos. Pero una sola oportunidad», refirió Ricardo. A esto José agregó que un día completo con estas acompañantes puede costar hasta mil dólares. -¿Cómo sabes tanto los precios?– le pregunté a José, -Porque yo he realizado ese trabajo jajaja-, me contestó.

La aventura dominicana terminó feliz, con esta experiencia multirracial para mis ojos, los músculos adoloridos por tanto waterpolo que jugué, el merengue y la bachata aún están atornillados en mi cabeza, el grato momento de compartir con gente nueva y con las ganas enormes de traerme el sifón de Presidente hasta Venezuela. 


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7 comentarios en «Los «damos de compañía» en Punta Cana»

  1. Pues si , hay mucha pobreza , Venezuela era mas prospera , pero resulta que a esta Fecha 01/02/17 medio Venezuela esta metido aqui en este monton de basura como tu lo llamas !! Como da vueltas la vida eh !!

    1. Así es amigo, lamentablemente nuestro país (Venezuela) se ha convertido en eso: un exportador de venezolanos. Saludos amigo, gracias por leernos.

  2. Mi novia se fue a Punta Cana con unas amigas del trabajo, volvió super contenta y relajada, la pregunté me juró y rejuró que no se lió con ningún mulato hasta que vi unas fotos y unas conversaciones del whatsapp me sacaron de dudas. La he perdonado porque me encanta que a mi chica le gusten las pollas grandes y de hecho la voy a regalar por nuestro aniversario un gigoló negro que la deje bien follada y tranquilita una temporada. Yo no lo veo mal.

    1. Entonces eres un lindo cornudo !!!! Los Dominicanos son gente de sexo, tu esposa a probado la penetracion de su culo por el negro quien tenia el SIDA…..

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